LA HISTORIA DEL TÉ Y POR QUÉ GUSTA TOMARLO

Cada día, se consumen más de 1.500 millones de tazas de té en todo el mundo, lo que hace que sea la segunda bebida que más se consume después del agua, esta bebida infusionada se prepara a partir de las hojas y brotes de la Camelia Sinensis o planta del té, que actualmente se produce más de 40 países, entre ellos España, específicamente en Galicia donde se produce té verde de excelente calidad. 

A partir de esta planta se elaboran los distintos tipos de té que se diferencian por sus colores: negro, verde, rojo (pu-erh), amarillo, azul (oolong), blanco y oscuros (posfermentados), que se producen al cosechar y trabajar las hojas de una determinada forma. 

Una curiosa historia 

El té ha sido parte de la cultura de numerosos países por miles de años, por lo que el origen de esta bebida se remonta a tiempos inmemoriales, se cree que esta bebida infusionada se creó en China de donde es originaria la planta de té. 

De hecho, la leyenda más tradicional de este país cuenta que el té fue descubierto por casualidad en el año 2737 a.C. por el emperador Shen Nung, quien estaba sentado bajo un árbol y unas hojas cayeron en su taza de agua caliente, el emperador probó la mezcla y le gusto su sabor y noto que era muy relajante, a partir de este hallazgo el té se popularizó entre la realeza china.

No es posible saber si esta leyenda es cierta. Sin embargo, ciertamente la costumbre de beber té se inició en China muchos siglos antes de que esta bebida llegara a Europa. Se han encontrado tazas para beber té en tumbas que datan de hace más de 2.000 años, aunque fue durante la dinastía Tang (618-906 d. C.) que el té se convirtió en la bebida nacional de China, denominación que aún mantiene.

Los monjes budistas que viajaban por China llevaron el té a Japón, donde se convirtió en parte de su cultura, siendo la Ceremonia del Té un ritual muy apreciado por los japoneses.

El té llega a Europa 

Las primeras menciones del té como bebida en Europa provienen de comerciantes y misioneros portugueses que venían de Oriente y traían algunas muestras de té a su país. No obstante, quienes iniciaron la importación de té a Europa fueron los comerciantes holandeses, quienes en las últimas décadas del siglo XVI comenzaron a navegar por las rutas comerciales portuguesas en el Este.

El primer envío de té desde China a Holanda se realizó en 1606 a través de Java, rápidamente esta bebida se popularizó entre los holandeses y se extendió a otros países europeos. Aunque, por sus altos precios se le consideraba como una bebida para las clases pudientes.

La princesa portuguesa Catalina de Braganza quien se desposó en 1662 con Carlos II, fue la principal impulsora del té en Gran Bretaña, hizo que esta bebida se pusiera de moda en la corte y de allí pasó a las familias más adineradas, gracias a su creciente popularidad la Compañía de las Indias Orientales comenzó a importarlo desde Java, pronto se convirtió en una bebida muy popular.

El té llegó a España a finales del siglo XVII, pero su consumo habitual comenzó en el siglo XVII, cuando se puso de moda entre la realeza y la aristocracia, ya que estaba bebida estaba en auge Francia e Inglaterra, desde donde se le importaba. Aunque, en España ya se importaban desde las colonias americanas café y chocolate, siendo esta última bebida muy popular entre los españoles de aquella época.

En el siglo XIX, tomar el té de la tarde se hizo una costumbre muy popular en España, se le consideraba como un signo de distinción entre la clase alta. Actualmente, el té es una bebida de gran popularidad en las diversas regiones españolas, donde es posible encontrar una gran variedad de tés de origen y aromatizados.

¿Por qué nos encanta tomar té?

No hay una única respuesta a esta interrogante, tomar el té es una rutina diaria para millones de personas en todo el planeta, cada una tiene sus propias razones para disfrutar de una deliciosa taza de té caliente en un día frío o disfrutar de un refrescante té frío durante el verano. Hay una gran variedad de té y nos encanta disfrutar de ellas, algunas de las razones para ello son:

Es una bebida hidratante: una infusión de té sin leche contiene más del 90 % de agua, por lo que beber entre cuatro o seis tazas de té durante el día nos mantiene bien hidratados. El té negó y los tés de hierbas son una importante fuente de potasio y ayudan a mantener una adecuada hidratación. 

Ayuda a mantenernos relajados: el té contiene teanina, un aminoácido que ayuda a mantenernos con buen ánimo. La teanina es un ansiolítico natural que reduce los niveles de ansiedad al aumentar los neurotransmisores inhibidores, por lo que tomar té nos ayuda mucho cuando nos sentimos deprimidos. 

Fortalece nuestro organismo: el té contiene catequinas y biotina sustancias que fortalecen nuestro sistema inmune, protegiendo las células de los radicales libres, al prevenir la formación de coágulos de sangre y el endurecimiento de las arterias. El té contiene vitamina D que ayuda a fortalecer los huesos, así como aminoácidos que ayudan al desarrollo de los músculos. 

Una tradición interesante que une a muchas culturas: la tradición de tomar té es muy antigua y es compartida por muchas culturas, la producción de té se ha desollado a lo largo de siglos y hoy podemos disfrutar de una amplia variedad, beber té es parte integral de muchas culturas y se ha convertido en una forma de unirnos y respetarnos:

En China el té es la bebida nacional.

En Japón, el té es parte fundamental de la cultura gastronómica. 

Los británicos no pueden pasar un día sin tomar té.

En Oriente Medio, el té está asociado con la hospitalidad y las reuniones entre familiares y amigos.

En cualquier región del planeta hay una cultura propia asociada al té, lo que hace que esta bebida sea especial y fascinante.

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